GABRIEL FULGADO
Productor artístico
Saint Exupery, autor de “El Principito”, dijo: “los hombres necesitan meter al océano en una pecera con peces de colores para tratar de entenderlo”. Hoy sucederá algo parecido: de un lado la pecera, con forma de pantalla, armada con mucho respeto y el mejor nivel técnico posible; y del otro, la emoción y el sueño sin cumplir de miles de tucumanos que pensaron que podrían sumergirse en las aguas de ese océano creativo que fueron Los Redondos en algún recital por estas tierras.
Los Redondos fueron un mar inmenso, lleno de música y poesía a lo que sumaron una actitud artesanal y libertaría que transformó a la banda en un fenómeno desconocido. Como artistas le dieron al camino de la música argentina de las últimas décadas, una pisada indicándole hacia donde ir.
Y el Indio es un cantante único, un hechicero que desde la oscuridad juega con la luz de la poesía y la hace brillar. Creó himnos y fusionó a los desangelados que conviven en un país que no los atiende ni los entiende. Son “pajaros nocturnos que oímos cantar y nunca vemos”. Por eso cada vez que el mago los llama, parten desde todos los pueblos de la República a reunirse junto al fuego de la música, a renovar su incondicionalidad con quien le dio palabras y música a sus sentimientos y anhelos. Su edificio artístico es notable y original, pero lo que logró con sus seguidores es excepcional e irrepetible.